En el palacio que imperfectamente exploré, la arquitectura carecía de fin. Abundaban el corredor sin salida, la alta ventana inalcanzable, la aparatosa puerta que daba a una celda o a un pozo, las increíbles escaleras inversas, con los peldaños y la balaustrada hacia abajo. Otras, adheridas aéreamente al costado de un muro monumental, morían sin llegar a ninguna parte, al cabo de dos o tres giros, en la tiniebla superior de las cúpulas.
Estas arquitecturas imposibles han sido plasmadas, entre otros, por el genial M. C. ESCHER. Aquí tenéis alguno de sus dibujos:



Si pincháis aquí, podréis disfrutar de un divertido vídeo (funny, funny) que os hará comprender mejor lo imposible de dichas arquitecturas:
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